Las sociedades necesitan de la participación de todos para enfrentar las debilidades y eventos que puedan ocurrir, es importante resaltar que cada persona desde su trinchera debe aportar sus conocimientos y esfuerzos para viabilizar los problemas personales, sociales y hasta naturales que se le pueda presentar y buscar soluciones individual y/o colectiva, dependiendo del evento



CRUZ BALOY PINO P.











martes, 18 de mayo de 2010

ENTORNO SOCIAL

EL ENTORNO SOCIAL COMO AGENTE EDUCATIVO.
Msc. Cruz Baloy Pino Plaza

Desde hace mucho tiempo, los pedagogos se interesan por puntualizar el papel del "entorno" en el proceso de enseñanza-aprendizaje. El interés por el lugar y la actividad del niño, descubre una serie de entornos cambiantes y se localizan factores, diferentes atributos y la magnitud de la transformación educativa de la escuela, este movimiento educativo dejó de ser un simple instrumento didáctico para convertirse en el red cultural y social: esta es la visión actual que se le confiere al entorno y su papel en la educación.
La escuela es, sin dudas, la forma educativa más importante que hasta ahora la sociedad ha sido capaz de crear, pero no es la única, ni la óptima para todo tipo de aprendizaje o para cualquier situación. Es más, hoy se refuerza el criterio, que para algunos cometidos educativos y para ciertos destinatarios, la escuela comienza a revelarse como notoriamente insuficiente, cuando no es apropiada.
Hoy se plantea la necesidad de crear otros ámbitos educativos, que se proyectan como "tendencias" para encaminar la educación en el trabajo, para el ocio y la cultura, la educación social, etc. En fin, se trata de dar una imagen rápida de un universo aún disperso, pero potente y expansivo, como es: la educación no escolar.
Hoy por hoy, la relación del escolar (del maestro y de la escuela) con su entorno no se reduce a un problema puramente didáctico, sino se contrae especialmente en cómo se vincula la cultura que se produce desde la escuela con el resto de los productos culturales que el entorno también genera.
La práctica escolar vive actualmente entre dos constataciones: la de que la escuela tiene sentido en tanto que resulta un contexto específico de transmisión y la de que está conectada, como un componente más a un territorio, a un sistema cultural complejo.
la educación siempre hay que mirarla con optimismo, reconociendo que junto a las limitaciones que le acompañan, encierra un tesoro todavía no lo suficientemente explotado. La educación abre un amplio espacio de posibilidades y de impacto no lo suficientemente aprovechado por los que dirigen: desde cargos burocráticos hasta, porque no decirlo, la escuela.
La escuela es un sistema social abierto, es decir, en interacción constante con su entorno social. Éste penetra en la escuela de variadas formas, las que en conjunto producen un serio impacto en su quehacer educativo. Este hecho no descarta la influencia positiva permanente que ejerce la escuela, la educación sistemática formal, en el contexto social.
No es difícil comprobar que factores importantes del entorno social están muy deterioradas y como tales se oponen en la práctica a propósitos substantivos de la educación escolar, tales como enseñar a convivir, formar en valores cívicos, éticos y morales, la práctica de la democracia responsable y participativa, etc.
Pero lo preocupante es constatar que este impacto se está reduciendo considerablemente y que con frecuencia es mayor el impacto del contexto social en la escuela que el de la escuela en el contexto social. Desgraciadamente ha aumentado el impacto negativo del contexto en la vida global de la escuela porque la escuela no es sólo un ente institucional, orgánico, parte del sistema social, la escuela es fundamentalmente un espacio humano donde convive, se desarrolla y se educa, nuestra niñez y juventud, llamados a ser los artífices de su propio desarrollo educativo, de su propia formación.
Este proceso se lleva a cabo en interacción creativa, constructora con los educadores, los compañeros y, sobre todo, desde ellos y más allá de ellos, con la familia y la sociedad, con todo su entorno social. Si la familia, la sociedad, el entorno social cercano presentan síntomas de desgaste y de enfermedad social, el alumno recibe influencias profundas y permanentes de ese entorno social.
La sociedad, la ética de sus organizaciones e instituciones, algunos medios de comunicación social, nacionales y extranjeros, el ejemplo de las personas con una especial connotación como la clase política, son no sólo los referentes, sino los factores que penetran en la escuela con un poder neutralizador de su acción formadora y en ocasiones, cada vez con mayor frecuencia, con su poder destructor respecto al proceso formador de la escuela.
Estos factores impactan en los niños y jóvenes quienes llegan a la escuela “tocados” por influencias negativas. La escuela, el conjunto humano que la integra y los procesos pedagógicos que desarrolla, reciben también las influencias negativas de ese medio social.
Es por esto que en los últimos años, ha cobrado interés especial la educación comunitaria, ya que se ha considerado en muchos lugares del mundo un arma de lucha para combatir, aplacar o atenuar los profundos y profusos contrastes económicos, ideopolíticos y sociales en los que está inmerso la humanidad.
Numerosas son las iniciativas y experiencias ejecutadas a escala comunitaria por diversas instituciones, organismos así como organizaciones no gubernamentales - algunas de ellas de carácter internacional - que actúan convencidos de que el trabajo de educación comunitaria es un propulsor de energía y vitalidad para que las personas mejoren su convivencia, eleven su calidad de vida y sobre todo, no pierdan la capacidad de soñar y crear. Sin embargo, eso solo es posible lograrlo cuando es una labor que se proyecta desde las necesidades y condiciones reales de cada lugar, identificadas por sus habitantes, asumidas desde una posición participativa y en un esfuerzo común.

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